viernes, 17 de mayo de 2013

Hacer frente al pasado, te enseña a ser más fuerte en el presente...seremos papás.

     Todos los días hay que estar agradecidos por hacernos felices...cualquier recuerdo de quien nos está esperando en el lejano Oriente, nos provoca un sentimiento de paz e ilusión.
     Cualquier pensamiento positivo, hace que empecemos el día con más alegría...
     Hoy, ha sido el recuerdo de los días que pasamos llorando en la intimidad; en la soledad...por ese deseo que siempre tuvimos de ser padres...y que parecía nunca se iba a poder hacer realidad; sin saber la aventura tan increíble que nos tenía preparada el destino (y Dios que lo hace posible), de abrirnos los ojos y mostrarnos el camino que iniciamos y que nos hace sentir en la actualidad, plenos de satisfacción..
     Fueron unos días en que nos culpábamos injustamente (cada uno a sí mismo) de algo que nuestra propia naturaleza nos iba a impedir realizar; pero en esos momentos en que el cielo se desploma en tu cabeza y parece que se acaban todos los sueños, no podíamos pensar que tras esos momentos, vendrían los de reflexión, que nos llevarían a hacernos más fuertes y a encontrar el camino de la adopción, que habíamos incluso pensado anteriormente, pero que esas circunstancias, no nos permitían vislumbrar. En nuestra familia (la biológica), nunca habíamos vivido de cerca éste proceso; pero a su vez, hemos enseñado a amarlo con el ejemplo.
     Ahora, esos momentos de llanto, de desconsuelo por no poder decir a nuestros seres queridos que íbamos a ser padres; por no poder oír nunca un "te quiero, papá", un "te quiero, mamá"...ya son historia...y la ilusión, emoción y amor con que lo afrontamos, son aún más grandes de lo que nunca hubiéramos imaginado: y además, sintiendo el cariño, el ánimo y los mismos sentimientos en nuestras 2 familias (la biológica, y la que los ha dado ésta historia: la adoptiva, que nos ha acogido con los brazos abiertos desde el primer momento).

     Además, nos ha enseñado a vivir la vida de otra manera...con los mismos valores, pero con otros que han despertado del letargo, y que hacen apreciar cualquier aspecto mucho más profundamente.
     Ahora, podemos incluso sonreír al recordarlo, porque aunque lejos en la distancia y posiblemente en el tiempo, ya sentimos muy cerca a quien está de camino a casa; y pronto, podremos decir a los cuatro vientos lo que siempre deseamos: "somos padres!!!"

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