jueves, 5 de septiembre de 2013

Una grata sorpresa...mi compañero de infancia: el conejito de peluche azul.

     Como un día normal, me disponía a cambiar de ropa para comenzar la jornada, cuando observé una bolsa (dentro de un armario de esos que permanecen años con las puertas cerradas) con algo en su interior, que me hizo recordar...: un peluche de cuando yo era niño! Uno de esos recuerdos tan gratos y que tanta ilusión hace encontrar después de muchos años olvidado.
     Pues en efecto, era ese conejito de peluche azul, que tanto tiempo me acompañó en la infancia...
     Lo primero que hice, fue despejarle los ojos de su propio pelo, porque siempre me han parecido muy tiernas las miradas de los peluches: y no quería privarle del momento de nuestro reencuentro.
     Como siempre fui muy cuidadoso con todas las cosas, estaba en buenas condiciones, a pesar de todo: una de las orejas un poco descosida, al igual que el rabito tan simpático de éste fantástico compañero de juegos.
     Por supuesto, lo primero que pensé, fue en llevarlo a casa para que espere junto a los otros, la llegada de nuestro Fernandito...pero tras un paso por la "rehabilitación". Le pedí a mi madre ayuda, y tras unas puntadas, un lavado y un peinado (increíble, pero esto último, lo hizo mi padre por propia iniciativa)...parecía recién sacado de un "Sanatorio de peluches": totalmente renovado y listo como el que más (por supuesto, el más tierno y cercano), aguarda ya en la habitación de nuestro hijo...
     A éste precioso peluchito azul, le espera su segunda juventud...y será muy especial, porque pasará de una generación a otra.

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