martes, 8 de abril de 2014

La Añoranza de saber que nuestra Felicidad nos aguarda muy lejos de casa...

     Hoy, reflexionábamos sobre todo lo que hemos dejado de vivir durante este último año por conseguir traer a nuestro hijo a casa y lo que luchado por poder hacerlo. Todo mereció la pena: por lo que fue y pudimos aprender y vivir...esa alegría, ilusión y felicidad que aún hoy no logro expresar con palabras, pero que perfectamente conocen todos quienes han pasado por la experiencia de la adopción; pero también, y que nos llena de esperanza, por lo que está por venir, porque será nuevamente otra fantástica y maravillosa historia de amor, que será la continuación de un mismo viaje, de un mismo camino....algo muy hermoso que nos permitirá volver a soñar despiertos sabiendo que tenemos un hijo o una hija esperándonos para ser feliz en nuestra (su) familia y en nuestro (su) hogar que siempre estuvo esperando: estaremos esperando a quien vino al mundo para ser feliz a nuestro lado y darnos el mayor regalo del mundo con su alegría y compañía, pero también aguardaremos con la responsabilidad de ser capaces de ofrecer todo lo que necesite para obtener de la vida, todo lo que hasta entonces se le haya negado; Cuidados, pero sobre todo, todo el Cariño del mundo...
     Hoy, al igual que la pasada semana, hemos vuelto al cine tras más de un año también en que parecía no existir tiempo para nada, ni para descansar ni relajarse tan siquiera...y era para ver la película más deseada en los últimos años; no por ser la más comercial, sino por lo entrañable de su argumento y que tan bien conocemos quienes sentimos añoranza y sabemos que la felicidad está muy lejos, pero que existe la posibilidad de ir en su busca...que nuestros sueños están esperándonos, pero que hay que esforzarse por hacerlos realidad, porque nada cae del cielo, salvo raras excepciones.

     Esta película tan esperada, era: "2 Francos, 40 Pesetas"...perfectamente ambientada y que con tanta precisión muestra la realidad de la emigración española y la búsqueda de una vida llena de oportunidades y que en determinados momentos nos mueve a las personas a buscar lejos del país que nos vió nacer (esa misma que necesitan nuestros hijos que esperan una familia para lograr esa oportunidad; pero que por sí solos aún no pueden conseguir).  Puedo asegurar, que el sentimiento que transmite, logró emocionarnos porque sabemos lo que es desear volver al lugar que más feliz nos hizo, al igual que tratamos de resistirnos a abandonarlo aquella primera vez: porque desde entonces, no pudimos volver a sentirnos vivos, dejando allí lo que más queríamos, nuestro primer hijo; que meses después, tras mucho sufrimiento y dolor, nos fue arrebatado...y todos saben que esa ciudad que nunca abandona nuestros pensamientos, tanto en los sueños como en nuestras más oscuras pesadillas, es Vladivostok: tan amada y que tanta felicidad trajo a nuestras vidas, pero que tanta tristeza dejó en nuestros corazones. Sabemos que también ahora aguarda nuestra llegada con el más maravilloso tesoro allí nacido; que esperará para ser feliz aquí, en España...y eso nos genera tanta ilusión, que nuestras almas vuelven a vibrar de auténtica pasión por tratar de hacer sentir "especial" a quien esté destinad@ a ser nuestr@ hij@. Y nuestros corazones volverán a palpitar al ritmo que nos marque ese rostro que ya anhelamos conocer...
     Hoy, recordaba el inicio de esta historia que ahora vivimos, al ver esta película: puesto que con la emoción y la ilusión por esta vivencia, propuse a su director, Carlos Iglesias, el argumento para una película que diera vida a la realidad de la adopción, con su dureza, experiencias y alegrías...algo que me parecía muy buena idea entonces, pero mucho más increíble y realista tras todo el camino recorrido: y algo muy de agradecer fue el interés mostrado, a pesar de no llegar a ser una posibilidad...pero quien sabe? Aprendemos a soñar; así es que, quizás tras un libro sobre la adopción, pudiera surgir algún interés por plasmarlo... Los imposibles, no existen: nosotros ponemos los límites si creemos.
     También, hoy me acuerdo de las cosas que nos perdemos en la vida, sobre todo con nuestros seres queridos, por no hacer un esfuerzo cuando crees que debes hacerlo y aún puedes... Hay que vivir los sueños cuando se presentan, porque sólo en ese momento puedes tener la certeza de vivirlo, aunque siempre hay impedimentos: los propios o los que nos imponemos por no ser capaces de hacerlo y poder vivirlos...esa pasión que nos mueve siempre y que tantas veces nos deja sueños incumplidos... Aunque ya puedo asegurar, que el sueño que nos llevó a comenzar nuestra historia de adopción en Rusia, se cumplirá: Nunca te rindas!...

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