jueves, 22 de mayo de 2014

Si volviéramos a nacer sabiendo lo que ya sabemos...

     Cuántas veces hemos oído y cuántas veces hemos pensado, lo maravilloso que sería volver a nacer, pero sabiendo lo que ya sabemos... Todos lo habremos hecho o dicho alguna vez; pero no nos damos cuenta, que también dependería de dónde y cómo volviéramos a nacer. Nunca pensamos que podría producirse en las condiciones tan terribles que lo hacen muchos niños en el mundo; algunos de ellos, por ejemplo, serían los pequeños que conocemos quienes nos embarcamos en un proceso de adopción. Y poniéndonos en su lugar, es más que probable, que ninguno quisiéramos volver a nacer en esas circunstancias.
     Siempre pensé, que lo que aprendemos a base de dolor y sufrimiento, queda más marcado a fuego en nuestro corazón y en nuestra mente... y así es. Por mucho que volviéramos a nacer, no me gustaría saber ya lo que se sufre ante la pérdida de un ser querido, porque me haría carecer de la inocencia y la alegría de ese mismo instante y de esa fantástica etapa en la vida (que en el caso de nuestros hijos, tratamos de compensar e intentar al menos, recuperar): y cuando esa pérdida se trata de menores, es aún más difícil comprender.
     Lo que sí me habría gustado, es haber conocido antes el sentido de un proceso de adopción; porque va mucho más allá del sentimiento (ya bastante importante) de ser padres... realmente, al menos en nuestro caso, aprendes desde el primer momento, a dar prioridad al menor, por encima de los propios intereses (algo que es innato y va implícito en ese camino de paternidad y maternidad).
     Desde el momento en que vimos la foto de Denis; supimos que cambiaría nuestra vida...y así lo mostraba en aquellas mismas palabras que plasmaba en éste diario: lo que nunca imaginamos (aún sabiendo que existía la posibilidad), fue que no lo haría a nuestro lado... Siempre creímos que en el momento de tenerlo junto a nosotros, provocaría un cambio radical en nuestra rutina; pero no será Denis, a pesar de que realmente, nos cambió la mente y las prioridades... Desde que lo conocimos, no volvimos a pensar nunca en nuestro propio interés, sino en el suyo, e incluso en el de los demás. Verdaderamente, Denis: tú nos cambiaste, aunque ahora, esperamos la llegada de quien sí nos hará cambiar la monotonía. Llegará quien consiga, de un modo u otro, que dejemos de dar tanta importancia a lo cotidiano, a lo que nos provoca un estado de estrés y tensión constante: algo importante, pero que no debe seguir siendo lo que más... porque ahí estará ést@ pequeñ@, que nos permitirá cambiarlo. Volveremos a soñar con algo que va más allá; con implicarse en el bienestar de la Infancia, a través de su ejemplo...y procurar ser de ayuda para quienes deben hacerlos sentir queridos, a pesar de contar con tantas trabas para conseguirlo.

     Algo ya está cambiando, sin haber logrado conocerl@ aún...pero lo más increíble, será el momento de observar ese primer instante en que nuestras miradas se crucen y atraviesen cual flecha al corazón (porque deseamos y confiamos que así sea)...aunque para alguien que le gusta tenerlo todo tan calculado y controlado como a mí, será muy difícil afrontar ese momento lleno de temores y miedos que no sentimos esa primera vez, donde todo surgió y nos dejamos llevar; ya que todo nos pareció maravilloso. Ésta vez, estoy seguro que las lágrimas sí harán acto de presencia: por la emoción de conocer a quien debería estar destinad@ a ser nuestr@ hij@; y también por el recuerdo de lo que debió ser y no fué...y de todo lo que rodeó ese halo que sentíamos alrededor nuestro y de nuestros seres queridos.
     Habrá un momento de eterno recuerdo para quienes más nos gustaría que lo (la) hubiera conocido...y en ese preciso instante, lo sentiremos tan cerca, que nos parecerá que nos acompaña: porque a buen seguro que lo hará...
     Habría sido mucho más fácil (o eso creo), haber tenido la ocasión de conocerl@ ya; porque ésta espera es aún más extraña y se hace mucho más cuesta arriba que aquella primera, e incluso que la que vino tras la paralización, puesto que ahí seguía nuestro motivo de ilusión, para quien seguíamos preparándonos y organizando todo para su llegada. Es duro, seguir observando todo lo que son recuerdos en cualquier parte de nuestra casa, e incluso su colegio donde ya estaba matriculado para éste curso que finaliza; como también es extraño observar todos los regalos y juguetes...pero sobre todo, ese armario lleno de ropa hasta los topes, o esa cama-cuna, que aún no sabemos por quién serán utilizados o incluso cuando.
     Aún recordábamos éstos días, esas primeras noticias hace algo más de un año, que nos indicaban que sería una niña: para quien, aún sabiendo que no debíamos hacerlo, empezamos a comprar de forma casi compulsiva por la emoción y el escaso tiempo que tendríamos para hacerlo antes de viajar. En ese caso, todo cambió (al igual que esa ropa)...y nos ofrecieron a ese niño tan maravilloso; a ese hijo que nos hizo sentir una Felicidad tal, que aún hoy nos permite alegrarnos al recordar... Ese "Piratilla", como lo llamaba su abuelo, alrededor de quien habíamos planificado una vida llena de respuestas y fantasías.
     Y así, un año después de esa primera asignación (lo hará la semana próxima), seguimos esperando una llamada que elimine unas dudas fundamentales; las de quién y cómo será (si todo va bien) nuestr@ hij@: pero que nos comenzará a generar otras tantas y tan importantes, como para poder iniciar una búsqueda de soluciones a los problemas derivados de esa vida privada del cariño de una familia.
     Necesitamos ese sustento que sirva de motor a nuestro esfuerzo; porque al llegar la noche y sentir la falta de quien ya habitó nuestra casa, hay veces que el corazón parece no encontrar la fuerza para poder comenzar un nuevo día pensando en positivo...y aún así, encontramos la suficiente energía para seguir haciéndolo...Todo merecerá la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjanos aquí tu comentario, que será publicado con todo nuestro agradecimiento. Esperamos ser de ayuda.