jueves, 30 de octubre de 2014

No se puede escribir una Historia, sin antes conocer su final.

     Ayer, tuvimos una jornada de relax, si lo comparamos con otros días anteriores... No hay muchas ocasiones para atreverse a observar tiendas y ropa para nuestra pequeña, pero ayer nos permitimos el "capricho" de visitar alguna de esas tiendas, para saber qué comprar si se produce esa llamada que tanto esperamos. Y cometimos un pequeño "pecado", comprando un par de complementos que no pudimos resistirnos a adquirir... 
     Son demasiadas cosas que tendríamos que hacer y preparar en muy poco tiempo, pero benditas carreras cuando se las desea tan profundamente...eso si nos permitiría recuperar esas energías que parecen no renovarse; pero que encontrarían la mejor forma de reaparecer con ese simple mensaje recibido a través de esa llamada.  
     Hoy, confesaba lo difícil que es poder observar y disfrutar viendo las imágenes y reviviendo los recuerdos de quien consideramos a todos los efectos nuestra hija...y es difícil explicar, pero muchos entenderán el por qué de esa complicación: temores, miedos e incluso las propias vivencias son quienes secuestran esos recuerdos y deseos y no permiten tan siquiera disfrutar estos momentos...pero por otro lado, se hace imposible no pensar en ello con la ilusión y el deseo de hacerlo realidad.
     Ahora, parece que un simple documento interno, nos separa de esa llamada que nos indique una fecha...pero las dudas ya son más que comprensibles: será cierto que sólo eso nos separa de nuestra hija? Yo, ya dudo...y únicamente podré guiarme por la certeza de las noticias...para evitar sufrir más de lo debido. Hace semanas, pensaba en empezar a escribir un libro donde plasmar todo nuestro proceso, con diversos acontecimientos que no ha sido posible comunicar, algunos de ellos por lo inverosímiles ...pero las dudas y el cansancio lo impiden: porque no se puede escribir una historia, sin saber o tener la certeza de cuál será su final. Así es que, habrá que esperar...y si todo va bien, fluirán las notas y los recuerdos (tanto buenos como pesadumbrosos) durante esas semanas que deberíamos permanecer en Vladivostok, así como las que vengan a partir de ahí... La relajación podría ser la mejor inspiración: esa misma que tanto cuesta encontrar en un momento como el que atravesamos... Y a pesar de todo, lo haremos tratando de mantener la ilusión en ese deseado final; que sería un punto y seguido y un punto de inflexión para el comienzo de una nueva etapa en nuestra familia. 

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